Septiembre está siendo un mes increíble para los juegos españoles, de hecho este es una de las joyas del mes. Ha sido una de las grandes sorpresas del videojuego español de este año. The Many Pieces of Mr. Coo es un point & click que nos traslada al inicio de los años ochenta, cuando los videojuegos venían en disquetes y todos tenían un profundo saborcillo de autor. Os presentamos nuestro análisis de The Many Pieces of Mr. Coo, un juego con muchas luces y sombras desde su lanzamiento que nos ha enganchado de principio a fin.
Sabor clásico y de autor
Nada más arrancar The Many Pieces of Mr. Coo nos damos cuenta de que no estamos ante un juego normal y corriente. Se trata de un point & click al estilo de clásicos como El día del Tentáculo o Sam y Max. Esto es, el juego se basa en que nosotros movemos un cursor que nos traslada a través de cada escenario, señalando los objetos con los que queremos o creemos que puede interactuar nuestro personaje.
Aunque señalar que el juego de Nacho Rodríguez (su creador) es un simple point and click sería simplificarlo demasiado. Porque The Many Pieces of Mr. Coo está dibujado a mano por completo. Esto nos traslada a un mundo increíble que parece salido de los lápices de Friz Freleng y su Pantera Rosa. Un mundo creativo y surrealista en el que Mr. Coo se ve encerrado y que nosotros deberemos ayudar.
No es que The Many Pieces of Mr. Coo tenga una trama concreta, es más bien una sucesión de situaciones surrealista que compondrán cada uno de los puzles. Son literalmente los avatares que le suceden al bueno de Coo, unos diseños que parecen salidos de un cuadro de Salvador Dalí en su máximo esplendor. Por supuesto esto convierte el juego en algo que no es para todo el mundo ya que, en ocasiones, se pierde en su propio surrealismo.
Un problema tras otro
Pero si hay algo que debe destacar en este análisis de The Many Pieces of Mr. Coo, eso son sus puzles. Y es que tanto Nacho Rodríguez como Gamera Nest (estudio desarrollador), han hecho un trabajo excepcional con los rompecabezas que salen a nuestro encuentro. Y es que la misma narrativa del juego se entremezcla en perfecta cohesión.
Si queremos seguir sumergiéndonos en el increíble arte y trasfondo de Coo, deberemos superar los endiablados contratiempos que se le pongan por delante a nuestro amigo. Además, la comprensión de este surrealismo (o más bien la forma de verlo), será la que nos capacite para superarlo. Pero no todo está perdido. En The Many Pieces of Mr. Coo hay un sistema de pistas excepcional, siempre accesible y certero. De hecho el único problema que podemos achacar a su sistema de ayuda es que pueda consultarse infinitamente y sin ningún tipo de cool down.
No estamos en absoluto ante un point and click corriente. No se trata de avanzar por el mundo recogiendo todos los cacharros que se interpusieran en nuestro camino para ir probando la cerradura. En The Many Pieces of Mr. Coo debemos hacernos uno con el surrealismo y, no solo comprender, sino imaginar lo que quiere el juego. Esto, que en la primera fase del juego puede resultar frustrante, enseguida se vuelve su característica más apreciable. Porque amigos, la satisfacción al resolver un problema de este juego a la primera y sin ayuda es increíble.
Lo bueno si breve…
…dos veces bueno, o al menos eso dice el refranero español. No sé si es algo que podamos achacar a Mr. Coo, porque lo cierto es que hablamos de un juego muy corto. Por supuesto la duración de un juego de puzles es un tanto relativa, especialmente dependiendo de lo que tarda cada uno en resolverlos.
Existen dos claras partes en The Many Pieces of Mr. Coo: por un lado un prólogo más artístico y surrealista y por otro una aventura gráfica un tanto más clásica, no por ello falta de originalidad. En una actúa prácticamente como una suerte de tutorial, un apartado que nos sirve para conectar de lleno con el mundo de Mr. Coo y que se «corta» de golpe. Empieza entonces el momento de buscar esas muchas partes de Mr. Coo.
La segunda parte es donde más se luce en nuestra opinión este videojuego. Mr. Coo se mueve en un entorno lleno de objetos en el que tendremos que manejar por separado las partes de nuestro cuerpo. Una situación que congrega una serie de de puzles muy ingeniosos y, cuando estamos llegando al final del prólogo, el juego termina.
Un «to be continued» es lo que marca el final de The Many Pieces of Mr. Coo que no terminamos de saber si se trata de una promesa o un deseo. El juego de Nacho Rodríguez es una enorme obra de arte y puede que por ello nos haya roto el corazón su corta duración. Un estupendo proyecto con un estilo muy propio que quizás, con un par de horas más de gameplay, nos hubiera enamorado por completo.
Por todo esto y más, The Many Pieces of Mr. Coo se lleva un rotundo 6,5 sobre 10. Al que hay que sumar algunos puntos extra por las preciosas ediciones físicas que distribuye Meridiem en las distintas plataformas a las que ha salido esta aventura gráfica. Otro increíble resultado del videojuego español.