Ryo Odagiri “apaMEN” ha pasado de ser un completo desconocido a formar parte del imaginario del “streets won’t forget” en un abrir y cerrar de ojos. No lo ha hecho por ser al League of Legends internacional lo que significaron jugadores como Dimitri Payet en el West Ham. La ausencia de caños -que en el MOBA de Riot Games podríamos entender como asesinatos individuales en línea- no ha importado. El top laner japonés ha resignificado este importante concepto de la cultura del highlight haciendo todo lo contrario: sin destacar en absolutamente nada. Sin embargo, su periplo por el Mundial ha sido una lección sobre por qué nunca se debe decir ‘nunca’. Toda la magia que rodea su fenómeno ha estado relacionada con las condiciones por las que ha formado parte de Detonation FocusMe.
La aparición de apaMEN ha sido un toque de atención para muchos seguidores, que muchas veces se encuentran en una realidad paralela a la de la rutina o el deporte tradicional. El japonés se ha convertido en el jugador más veterano de la historia de un torneo internacional de League of Legends al disputar el Mundial con 31 años, una edad controvertida dentro del MOBA. En otros títulos como Counter-Strike ese número apremia por la experiencia que aporta. Actualmente, en el fútbol profesional son más los jugadores que alargan sus carreras y alcanzan la madurez con la treintena que no desde la pura juventud. Ha viajado a Corea del Sur teniendo un hijo, añadiendo un grado más de molestia en todo el espectador que ve un problema cuando un jugador profesional no sólo se centra en su vida laboral, también en la sentimental y las compagina.
Por si el carismómetro particular de apaMEN no era suficientemente alto, el top laner ha debutado en un Mundial sin tener experiencia previa en un torneo internacional. De la mano de Detonation FocusMe, equipo que le hizo tener su aura particular de KT Rolster: siempre cerca del título pero a la vez extremadamente alejado. Desde 2014 el japonés ha acumulado un total de cuatro subcampeonatos, siempre cayendo a manos de DFM, borrando de la memoria los cuatro títulos que consiguió entre 2013 y 2015. Su propio verdugo ha sido el encargado de compensarle los malos tragos por una aparición espontánea pero imborrable tanto para su memoria como la de todos los seguidores de la League of Legends Japanese League (LJL). Ni siquiera la mente del Marqués de Sade era tan retorcida como este guion que ha ofrecido el League of Legends nipón.
Quizás en las jugadas de apaMEN durante este Mundial se haya podido apreciar lo que ha significado su carrera desde la época de dominación de Detonation FocusMe. Toda pelea grupal era un ‘casi’ para el japonés, bajando de 100 a cero la emoción de encontrar en su Aatrox una jugada que tenga un mínimo paralelismo con los mejores tiempos del top laner de Weibo Gaming, Kang Seung-lok “TheShy”. Cada fase de líneas era un sufrimiento ajeno en forma de diferencias de súbditos notables. Ni siquiera contar con Poppy ante Jax ha sido suficiente para evitar un cruel toque de atención del top laner de Team BDS, Adam Maanane.
Sin embargo, todo eso alza todavía más la llegada de Odagiri al imaginario del “streets won’t forget” y su resignificación. A nivel técnico, no ha regalado ningúna joya, pero su llegada al propio Mundial lo es por sus condiciones. Por su firmeza para cumplir el sueño de muchos jugadores de League of Legends sin miedo al ridículo. Demostrando ser uno de los pocos seres humanos que realmente aplica a la práctica la teoría de ser un descarado porque el ‘no’ ya se tiene de base. Al fin y al cabo, este tipo de odiseas son las que dan un sentido y un motivo por el que seguir adelante a los deportes electrónicos.
La alegría individual contra la decepción grupal
De todas maneras, la aparición de apaMEN dentro del imaginario del “streets won’t forget” comporta un peligro dentro del ecosistema de League of Legends: olvidar el motivo por el que apareció como sustituto de emergencia. Detonation FocusMe es el sinónimo por excelencia del League of Legends japonés ya que es el club más dominante a nivel regional. En años como 2021 la organización también se puso al lado de la palabra ‘alegría’ al conseguir por primera vez en su historia la clasificación a la fase de grupos de Worlds. DFM ha participado en el Play-In del Mundial porque ha vuelto a ganar en Japón a pesar de jugar con Yuta Sugiura “Yutapon” en la calle superior. No obstante, esta temporada se ha colocado en el otro bando. Si algo ha marcado el 2023 de DFM es la decepción por el trato a su anterior top laner: Haruki Shibata “tol2”.
El éxito queda a un segundo plano cuando la organización permitía que un jugador que pasó por su cantera fuera amenazado por uno de sus entrenadores, Kazuta Suzuki “Kazu”; mientras al mismo tiempo otro técnico, Kyohei Yoshida “Ceros”, abusaba verbalmente de él. Estos Worlds de Detonation FocusMe exigen una doble lectura como cualquier obra que sea mínimamente crítica con el sistema que le envuelve. La participación de apaMEN representa las cosas que están bien dentro de los esports, pero el motivo de su llegada enseña las negligencias que se cometen y se esconden. Se desconoce si el top laner volverá a la competición, pero quien sigue en ella es el Chief Executive Officer del conjunto nipón, Noboyuki Umezaki “LGraN”, uno de los responsables del caso de tol2. Por ello, la resignificación del “streets won’t forget” también pasa por recordar todo lo que la cultura del highlight puede llegar a tapa.