MAD Lions KOI ha optado por dos verbos para construir la historia de su temporada de debut en la League of Legends EMEA Championship (LEC): ilusionar y silenciar. El equipo, liderado por Javier “Elyoya” Prades, generaba tantas dudas legítimas como ilícitas. Al fin y al cabo, no dejaba de ser un conjunto formado por un líder consolidado con cuatro debutantes. Pero desde un inicio la legitimidad de los rookies en la máxima división europea se ha reducido a la nacionalidad, una de las consecuencias negativas de ser un equipo-nación. Desde el inicio el club ha ido a contracorriente de la opinión en el entorno anglosajón y empujado por la nacional. Esto le ha permitido saborear mejor el subcampeonato, pero que revela que el peor enemigo de la entidad no es nadie en la Grieta del Invocador, sino el relato.

A la hora de valorar a MAD Lions KOI desde el ámbito internacional se han cometido dos pecados: combinar desconocimiento e intereses personales. En ningún momento es ilegítimo ser cauto con cuatro novatos, por mucho que tres de ellos partieran en bloque tras su andadura en Movistar Riders. Sin embargo, el talento abruma en Europa: el continente tiene tantas ligas regionales que es imposible fijarse en todas ellas para valorar correctamente. Lo más sensato podría ser observar las punteras. Pero en el caso de no lograrlo, dar un paso atrás y jugar con la carta de la incógnita. Desde el entorno anglosajón, también motivado por la euforia de la llegada de Karmine Corp, se ha optado por el “hablar por hablar”.

El boomerang que se devuelve desde España es el del fracaso de Karmine Corp, de cómo ganar muchos EMEA Masters puede carecer de significado. Más allá de los timings, este torneo sólo es un ‘aspecto más’ a tener en cuenta para el salto a la élite. Es un motivo que conforma una parte el argumentario, no el único que le da forma. Que en Europa muchos scouts, figuras relevantes o medios de comunicación se fijen sólo en este campeonato para valorar qué jugadores deben saltar a la LEC no significa que sea lo correcto. La apuesta de MAD Lions KOI podría haber salido mal. Sin embargo, eso no habría invalidado que sus cuatro novatos merecían la oportunidad en la máxima competición europea. Igual que el desastre de KCorp no invalida que Lucas “Cabochard” Simon-Meslet y Lucas “SAKEN” Fayard merecieran un intento de éxito en la liga.

El desplazamiento del debate

Visto el gran debut de MAD Lions KOI en la LEC, la técnica más habitual utilizada ha sido el desplazamiento del marco de debate. Reducir todo a la nacionalidad con relación a los rookies, a las barreras lingüísticas a la hora de responder en redes sociales, poner por los suelos el nivel de la competición porque el equipo que ‘no gusta’ ha llegado lejos, etc. Todo esto son herramientas para no hablar de lo que sucede dentro de la Grieta del Invocador, que es donde pasan las cosas que importan. De no mencionar la flexibilidad de los leones, el mid game del equipo tal y como lo desarrolla Manuel “Cabramaravilla” Martínez, la adaptación de los novatos o la respuesta mecánica de los jugadores en un escenario más exigente. Es de primero de populismo.

El desplazamiento del marco de debate no debe entenderse como una herramienta exclusiva para atacar a MAD Lions KOI, también para defender los intereses personales. Porque los deportes electrónicos, por muy ‘frescos’ que parezcan al resto de industrias tradicionales, no dejan de ser un sector donde se aspiraba a muchas cosas y se ha acabado replicando muchas de las malas tendencias que se juraron destruir. Entre ellas, la de los amiguismos o los conflictos de intereses. Es lo que ha sucedido después de la respuesta de Ibai Llanos al resentimiento de Berk “Gilius” Demir, que no compite desde finales de 2022. El margen de actuación es difícil. Tan necesario es cortar de raíz el problema como ignorar a aquel que quiere seguir mirando el dedo cuando se está apuntando a la luna.

Esto también sucedió con Jacob “YamatoCannon” Mebdi tras ser despedido de Karmine Corp. Fue más importante intentar desplazar la opinión pública hacia la cuestión del tiempo en lugar de plantear si KCorp y Yamato se necesitaban mutuamente, tanto por las necesidades del club como por el perfil del técnico. Son las desventajas de rodearte de personas que nunca te van a decir las cosas que haces mal. Un gesto cuanto menos contradictorio. Quizás, la mejor señal de respeto a alguien es indicarle con educación que las cosas no siempre se hacen bien o que todos los contextos son adecuados para lograrlo. El trabajo puede generar amistades, pero mezclar las relaciones laborales con las personales no es garantía de éxito. 

MAD Lions KOI ante la imaginación

Un relato no se construye únicamente con un narrador omnisciente o desde la tercera persona. La primera persona también contribuye en la narración: por su peso al escribir o por la inactividad al dejar que el resto redacte en nombre del protagonista. La lucha de MAD Lions KOI no sólo es contra la narrativa que le ataca desde el exterior, también la interna. “Cuando la mente divaga, cuando nos lleva con las alas de la imaginación, no nos damos cuenta de la distancia recorrida, todavía menos cuando los pies que nos llevan no son los nuestros”, escribió José Saramago en El viaje del elefante. Tras un dulce debut, el club no debe dejar de soñar, pero tampoco debe ahogarse con sus fantasías. Alejarse lo más posible de la ficción y anclarse en la realidad, lo que sucede en la Grieta, es mejor hilo conductor para la evolución durante el año.

Si MAD Lions KOI debe tener muy presente el control de la imaginación de cara al futuro. Las tres partes que conforman el club han vivido en su piel las decepciones a través de los sueños desmesurados. Movistar Riders cuando pensó que era el futuro con una plantilla de 10 jugadores. KOI cuando no frenó en seco las expectativas creadas por el amistoso de debut contra Karmine Corp. MAD Lions cuando se tragó que era una amenaza internacional por perder unas semifinales del Mid-Season Invitational (MSI) en el quinto mapa ante un Dplus KIA que tenía poco de equipo y mucho de Heo “ShowMaker” Su. El deporte siempre gusta porque de él esperamos cosas de las que nunca tenemos la certeza que vayan a suceder. Por eso, como cuando tenemos un balón en los pies, es importante no precipitarse si no es necesario. El primer pulso ya está ganado.


Foto de Michal Konkol vía Riot Games