Cierto streamer, con el dudoso honor de ostentar el título de «el más tóxico de Norteamérica», ha vuelto a Twitch. El regreso de Tyler1 fue anunciado a bombo y platillo por Twitter, tanto por él, como por sus allegados y fans. Su primer streaming tras ser «reformado» ha batido records de audiencia. Pero para entender los motivos de esta repercusión mediática debemos volver en el tiempo al 2016.
Más de 600 días de condena
Tyler1 era un jugador de League of Legends conocido por mainear Draven y por sus prácticas extremadamente tóxicas. Suicidarse contra las torres enemigas, o trolear a sus compañeros, eran algo habitual en su streaming. Debido sobre todo a la mala imagen que daba de su juego, Riot Games lo baneó de forma indefinida de League of Legends.
Sin embargo, Tyler1 no se desligó de la comunidad del MOBA. Aunque no podía hacer streamings, siguió creando otra clase de contenido. Es de destacar la «Tyler1 Championship Series», torneo que imitaba el formato de las competiciones oficiales de Riot. Fue más vista que muchas competiciones oficiales.
Tyler1, en lugar de renegar de League of Legends como otros en su situación, decidió demostrar que era el «jugador más reformado de Norteamérica». Por lo menos, de cara al gran público. Tanto es así que, tras más de 600 días, fue desbaneado por Riot Games.

Record histórico en Twitch
El 8 de enero, y cosplayado de su querido Draven, Tyler1 volvió a Twitch. Durante el streaming llegó a tener más de 360.000 espectadores, superando a estrellas como Faker. Pero esto es un tema del que ya se ha hablado largo y tendido en numerosos medios. Me interesa más una pregunta: por qué. Por qué este jugador, y no otro, ha alcanzado semejantes números en la plataforma.
Tal vez haya una explicación psicológica, o sociológica, al éxito de Tyler1. La historia del villano que se redime y se convierte en el héroe es un tópico tan viejo, como amado. También sucede que, muchas veces, censurar a una persona o un contenido no hace sino disparar su popularidad.
Otra cuestión sería si Tyler1 realmente merece este éxito, o es un modelo a seguir. Es el eterno debate de si los actos del presente pueden redimir el comportamiento anterior de una persona, o hay ciertas cosas que son imperdonables. Aunque al final todo esto no tiene ninguna importancia: el pueblo ha sido juez, jurado y, en vez de verdugo, ha absuelto a Tyler1.