Cuando la oscuridad se cierne sobre el cielo y esta abraza los alrededores del mundo, nos volvemos diferentes. El humano se vuelve un ser distinto, propenso a estados mentales generalmente únicos a ese momento del día. Algunos explotan toda la tensión que provoca la vida abrazando la noche y viviendo experiencias de las que se avergonzarían de día. Otros se creen capaces de todo, ya que hay un momento nocturno en el que todo tiene solución, como hacía alusión Enrique Ballester en una columna. Y dentro de la explosión de emociones, una destaca por su ambigüedad. Por su forma tan intensa de manifestarse. Por el rastro de emociones contradictorias que genera.
La nostalgia. Todos somos nostálgicos por la noche, al recordar eventos del pasado que ya no tienen cabida en nuestra vida. Y es en ese momento de nostalgia en el que recordé aquel explosivo G2 Esports de 2019. La pasión y la belleza contenida en su juego. Y sobre todo, el sentimiento de un grupo de amigos que disfrutaban de la experiencia que era jugar League of Legends al mayor nivel competitivo. Antes de sucumbir al amargor provocado por la nostalgia, recordé la misma imagen, pero mucho más cercana en el tiempo. MAD Lions, campeones de la temporada de primavera de 2021 de la LEC, destila una sensación muy parecida.
G2 Esports comenzó rompiendo el molde
En G2 Esports se gestó una cultura empresarial rompedora en los deportes electrónicos. En el afán de conseguir una mejora en la percepción social de la competición de videojuegos, muchos clubs y jugadores comenzaron a reflejarse en los sucesos del mundo deportivo tradicional. La seriedad trae profesionalidad, y esta mejora las condiciones de la industria. Ese lema pobló la industria durante mucho tiempo. A esto se unió la mentalidad asiática. Jugadores que dedicaban día y noche a perfeccionar sus habilidades con el único propósito de convertirse en campeones mundiales. Dentro de ese cuadro, la risa de Jankos fue medicina para el alma. La inocencia de Caps, la osadía de Wunder y el coraje de Perkz. Todas juntas generaron un efecto nunca antes visto. Dentro del fiero ambiente de competición se respiró magia. No hay más que volver la vista atrás y recordar todo el contenido generado alrededor de los jugadores. De Uma Jan, de Claps y Craps. De la afición, que tenía ante sus ojos a un equipo que desafiaba todas las leyes del comportamiento. Al equipo más icónico y carismático de todos los tiempos.
Abres los ojos y caes en la cuenta de que MAD Lions no es aquel G2. En ese momento la nostalgia golpea fuerte el corazón. Es imposible replicar aquel G2. Pero la chispa de su autenticidad no ha desaparecido. El comportamiento de los actuales campeones de la LEC tiene algo distinto. Se siente un vínculo de amistad muy fuerte entre todos ellos. Pero por encima de todo, se nota que disfrutan jugando juntos, haciendo gala de una mentalidad intachable que les ha valido diversas remontadas imposibles durante este último año.
Como se puede observar en las voicecomms del equipo, no hay momentos de tensión. Sobresalen las risas y cuando el equipo pierde se lo toman con tranquilidad, siendo conscientes de sus posibilidades. Este clima de trabajo en el partido que les da el pase a Worlds 2021 es muy poco común.
MAD Lions recuerda a ese glorioso G2
Además de esta mentalidad, ambos conjuntos comparten el momento de oro. Han degustado la gloria en una región en la que los campeones han sido pocos y muy selectos. MAD Lions no ha conseguido replicar la victoria en el MSI, pero han revolucionado los esquemas venciendo por Reverse Sweep y siendo el cuarto conjunto en la historia de Europa en levantar el trofeo.
Los contextos son diferentes. El momentum de G2 duró dos años mientras que MAD tiene tan solo un split a sus espaldas. Algunos dirán que Perkz solo hay uno y eso no cambiará nunca. Y es cierto. Quizá solo soy yo un maldito nostálgico que ve similitudes donde no las hay. Pero si hay un equipo en la actualidad que me hace vibrar como aquel G2, ese es MAD Lions.
