El juego de Henrik “Froggen” Hansen helaba y no exclusivamente por su rendimiento con Anivia. Dinamarca es un lugar donde la nieve convive con medios de primer nivel. Pocos países dentro de Europa pueden presumir de una cantera tan potente de jugadores a nivel histórico. Muchos menos son los que han producido a cuatro leyendas de la calle central tan conocidas internacionalmente. Cada uno con su sello personal e incluyendo al mejor jugador de la historia del continente. El legado de Froggen no se derrite, ya que su carrera se congeló injustamente en relación a la calidad que llegó a tener, pero las escarchas que usó como armas aún las usan muchísimos profesionales en la actualidad. También los compatriotas que comparten su posición y han acabado ganando más trofeos que él.

League of Legends es teóricamente el mismo videojuego en 2024 que lo era en el año de su estreno, pero en la práctica, la realidad es otra totalmente diferente. El conocimiento base sobre el videojuego de Riot Games no era precisamente amplio. Por aquel entonces, tal y como recordó Mario “Motroco” Martínez a Full Esports, “aprendías intuitivamente a través de cosas que te hacía gente mejor que tú”. Durante los primeros años de vida del MOBA, lo que estaba de moda en la calle central era la agresión. “En aquellos tiempos tú sólo estabas expuesto y había jugadores como Reginald, Alex Ich o Sushei que tenían una agresividad que a veces casi no tenía sentido”, declaró el año pasado el fundador de G2 Esports, Carlos “Ocelote” Rodríguez, en una entrevista con Duncan “Thorin” Shields. Froggen rompió los esquemas sobre cómo se podía jugar en la calle central.

También existían los jugadores que rotaban, lejos de la lectura del mapa existente en la actualidad. Tal como describió el fundador de G2, algunos medios como Enrique “xPeke” Cedeño, se aprovechaban de esta concepción para jugar alrededor de los face checks. Un error básico en la actualidad que por entonces era considerado un gesto creativo. Mientras el resto de jugadores tenía sangre en sus venas, a Froggen le circulaba hielo. “Era inmensamente bueno en el juego, pero más paciente que bueno”, aseguró Ocelote a Thorin. El danés nunca se centró en ver cómo subían los números en su contador de muertes. Su obsesión era otra completamente distinta: ver cómo las cifras incrementaban radicalmente en la letra pequeña, la de los súbditos, aquella que los novatos ignoraban en sus primeras veces en la Grieta.

Froggen puso cara y ojos a los magos de control en la calle central. Entendía la fase de líneas como un trámite en el que anulaba al rival para brillar posteriormente en las peleas grupales. Conseguía sus súbditos, denegaba los del oponente y evitaba cualquier muerte, tanto en el asesinato individual como si llegaba el jungla enemigo. Anivia era, es y será siempre su mejor campeona porque reflejaba a la perfección en qué se basaba su estilo de juego. El danés creó individualmente un sistema colectivo. Como medio, él nunca perdía las partidas por grandes desventajas, sino que las generaba en el jugador contrario aunque no fueran tan llamativas. El peaje era que su equipo debía amoldarse a él, especialmente en los tramos iniciales de las partidas. Pero si después de este paso las composiciones se ejecutaban como estaba escrito en la teoría, la partida estaba ganada. 

La conocida como ‘calle central moderna’ también implica trazos de Froggen

Orianna y Karthus eran otras dos insignias personales que reflejaban su especialización. De hecho, este último campeón le unió con Lee “Faker” Sang-hyeok. Como rescató Manuel “Cabramaravilla” Martínez, tuvo que llegar el Rey Demonio para que el mundo diera la razón al danés: la Voz de la Muerte funcionaba bien contra LeBlanc. Pero el linaje entre el surcoreano y el danés no se reduce ahí. Faker es el mejor jugador de la historia porque, más allá de tener el mayor talento bruto en comparación a sus coetáneos jamás visto, también ha sido el principal responsable de dar a entender cómo se debe jugar League of Legends. La conocida como ‘calle central moderna’ también implica trazos de Froggen al priorizar las ventajas de súbditos por encima de los riesgos innecesarios. Evidentemente, la estrella de T1 mejoró todo lo conocido y creó prácticamente todo lo que quedaba por descubrir.

Tener un estilo de juego tan marcado fue el hecho que marcó tanto la época dorada como la hibernación de Froggen. Durante sus primeros años de carrera, el danés fue uno de los mejores medios de occidente. Más allá de su etapa en CLG Europe, su excelencia fue un motivo de peso para que Alliance arrebatara a Fnatic la liga europea en el verano de 2014. Pero después de una quinta temporada en el limbo de Elements, el danés se perdió en América del Norte. Dos años como estrella de un Echo Fox con más peso mediático por Rick Fox que no por calidad para pelear por el título de campeón. Después de un retorno anecdótico a Europa de la mano de Origen, volvió a intentarlo en la tierra de los sueños con Golden Guardians y Dignitas. El medio nunca pudo quitarse una escarcha en el pecho: triunfar en América.

Entre las decisiones sobre su rumbo también se interpuso la evolución de League of Legends. El videojuego dejó de ser conceptualmente rígido para convertirse en algo mucho más líquido. La velocidad incrementó y la calle central empezó a exigir más allá de ese característico. El contexto de la partida -detectar el campeón que tenía la ventaja para jugar sobre él- se antepuso a la posición. “Hay mucho poder en muchos roles ahora, tienen un impacto masivo en las peleas grupales”, declaró el danés en 2021 en una entrevista con Thorin. Sin la posibilidad de presionar las calles laterales sin peligro y con más exigencias en el abanico de campeones, Froggen perdió peso progresivamente. El hombre de hielo se congeló, pero a diferencia de muchos medios de la época inicial ya mencionados, puede descansar tranquilo sabiendo que el ocaso de su carrera está estrictamente relacionado con los motivos deportivos.


Foto vía Riot Games