Riad quiere dejar de ser una desconocida dentro de los deportes electrónicos y así lo está demostrando. Durante los últimos dos años, Arabia Saudí ha invertido cada vez más en los esports. El país de Oriente Medio anunció el pasado octubre la creación de un Mundial de Esports. Además, con el aliciente de tener el mayor premio económico de la historia de la industria. Una cantidad que promete ser superior al de las ediciones de The International de Dota 2 pero aún desconocida. Según ha filtrado el periodista Jacob Wolf, este torneo contará con una competición de League of Legends con los dos primeros clasificados de las cuatro mejores regiones del mundo: China, Corea del Sur, Europa y América del Norte. Un movimiento que no ha dejado indiferente al público y que se explica a través de los pilares de la geopolítica, la economía y el sportswashing.

Según Wolf, el jefe estratégico de League of Legends Esports, Chris Greeley, habría pedido a todas las ligas que pararan su actividad durante la primera semana de julio para poder asegurar la participación en el Mundial de Esports organizado por Arabia Saudí. Las fechas coincidirían con las vacaciones de verano de Riot Games, es decir, con el 4 de julio (festividad en Estados Unidos). El periodista independiente afirma que se espera que el torneo organizado por el país de Oriente Medio cuente con muchos títulos distintos. Sin embargo, League of Legends será el primero anunciado. De hecho, es el gran videojuego que aún le faltaba a Arabia para reivindicar aún más su presencia dentro de los deportes electrónicos.

Las inversiones de Arabia Saudí en los esports

ESL Pro League 17
FaZe Clan proclamándose campeón de la ESL Pro League 17 | Imagen vía ESL FACEIT Group

El primer jaque de Arabia Saudí dentro de los deportes electrónicos llegó a inicios de 2022, con su instalación en la escena internacional de Counter-Strike. Savvy Gaming Group, grupo de inversión creado por el Fondo de Inversión Pública de Arabia, compró por 1.500 millones de dólares FACEIT y ESL. Con la compra de una plataforma de servidores y una organizadora de torneos, el país de Oriente Medio se fortaleció mucho. Se aprovechó de que Valve era, en cuanto a la gestión de su esport, todo lo contrario a Riot Games. A inicios de 2023 también hizo una inversión en VSPO, una organizadora de torneos de China, principalmente de juegos para móviles. La noticia pasó ‘desapercibida’ en occidente, pero el mercado del mobile gaming es extremadamente importante en oriente. Sin ir más lejos, Mobile Legends fue el tercer esport más visto en 2022 según Esports Charts.

Además, tal como apunta Wolf, Savvy Gaming Group también compró Vindex, la empresa matriz de Esports Engine, otra organizadora de torneos. También en la industria de los videojuegos con la inversión en diferentes compañías como Embracer Group. Con la corporación que puede presumir de ser la corporación que más trabajadores ha despedido durante 2023. Arabia Saudí tiene inversiones en los esports, pero el Mundial que organiza pretende llenar uno de los huecos que aún le faltan: los torneos. La Esports World Cup es la sucesora a la Gamers8, un festival organizado por Savvy el pasado verano de 2023. Tuvo 45 millones de dólares en premios e incluyó torneos de Counter-Strike: Global Offensive, Rocket League o Fortnite entre otros.

La otra deuda pendiente de Arabia Saudí para conseguir ser atractiva dentro de los deportes electrónicos son los profesionales con los que cuenta. En otras palabras: tener la capacidad de atraer estrellas tal y como lo ha hecho en otros deportes como el fútbol. Por el momento, el equipo de Counter-Strike de Team Falcons, que cuenta con el español Álvaro “SunPayus” García, muestra la voluntad de ir por ese camino. Además de tener al AWPer, cuenta con un in-game leader de talla como Marco “Snappi” Pfeiffer y dos miembros del mejor Astralis de la historia: Emil “Magisk” Reif y Danny “zonic” Sorensen. En lo que se refiere a Riot Games, la creación del VALORANT Champions Tour (VCT) ya le fue bien a la desarrolladora para introducir el cambio de exclusivamente Europa a EMEA dentro de League of Legends.

Petrodólares para sanar una recesión económica

Gamers8
Escenario de Gamers8, torneo predecesor al Mundial de Esports organizado por Arabia Saudí | Imagen vía Gamers8

Este Mundial de Esports organizado por Arabia Saudí correrá a cargo de la Esports World Cup Fundation. La fundación es etiquetada por algunos medios de comunicación como “una nueva organización gubernamental sin ánimo de lucro”. No obstante, responde a los intereses económicos del estado Saudí. Concretamente la Visión 2030, su gran plan de desarrollo. La Visión 2030 es una estrategia con la que Arabia pretende diversificar su economía, principalmente a través del sector terciario. Todo para no depender de los combustibles fósiles. Actualmente el país está entre las 20 economías más grandes del mundo, siendo la más importante tanto en Oriente Medio como en el mundo árabe gracias a sus reservas de petróleo. Sólo Venezuela le supera en este último aspecto. Teniendo en cuenta que sus combustibles son finitos, desde Riad se pretende atraer turismo y fomentar el consumo para diversificar sus ingresos.

Arabia Saudí tiene en los videojuegos y los esports un espacio que países con un contexto similar aún no han aprovechado. Le molestó que Catar, con quien tiene una enemistad histórica, organizara un Mundial de fútbol. Que un país más pequeño -literalmente- tomara la delantera en el deporte tradicional. Tanto con el torneo más importante como a través de sus inversiones en el Paris Saint-Germain con Qatar Investment. El estado saudí llegó ‘tarde’ en comparación a su vecino, pero desde entonces va con todo. La llegada de la Fórmula 1 coincidió con el permiso de conducir para las mujeres, la inversión en el fútbol extranjero se hizo con la celebración de la Supercopa de España en Riad y la compra del Newcastle United (con todo lo que implica estar en la Premier League) o el refuerzo de la competición nacional con el fichaje masivo de estrellas como Cristiano Ronaldo.

Todos los movimientos están calculados, como el fichaje del golfista John Rahm para la LIV Golf por 550 millones. Pero Arabia Saudí aún no ha hecho lo que más desea: organizar un Mundial de fútbol. Estuvo en la puja por el de 2030, con Grecia y Egipto (con disposición de pagar también sus infraestructuras), pero finalmente desistió. Mientras el estado saudí trabaja para conseguir su Mundial, por el camino se prepara a través de los deportes electrónicos, económicamente más necesitados que nunca. El sector debe dejar de usar el eufemismo del “invierno de los esports” para hablar claro sobre que se encuentra en medio de un proceso de recesión. A falta de saber cómo se desarrollará 2024, el último año ha estado lleno de recortes masivos, como la industria del videojuego. Un desarrollo de los acontecimientos que se podría haber evitado con una buena gestión.

El sector sabía que debía agarrarse a diferentes vías de dinero rápido aunque generaran rechazo popular. Dos de los tres Caballos de Troya del capital eran las casas de apuestas y las criptomonedas

Ahora mismo los deportes electrónicos se encuentran desnudos, su modelo económico es fallido y ya no pueden ocultar la verdad. Las causas de la recesión son múltiples: falsas promesas a inversores, dependencia de patrocinios, inflación de precios (véase en los salarios de los jugadores un ejemplo) y falta de monetización tanto de los equipos como de las propias competiciones. El sector -o mejor dicho, los dirigentes- sabía que debía agarrarse a diferentes vías de dinero rápido aunque generaran rechazo popular. Dos de los tres Caballos de Troya del capital eran las casas de apuestas y las criptomonedas. Mientras algunos esports como Counter-Strike sí han sido más abiertos con las apuestas, League of Legends (es decir, Riot Games) ha sido prohibitivo a cambio de apostar por el mundo cripto. 

El movimiento hacia las criptomonedas no salió bien dentro del entorno de Riot Games. El mayor exponente fue TSM: pagos multimillonarios que nunca llegaron tras la quiebra de FTX. A partir de ahí, la desarrolladora de League of Legends y VALORANT habría pivotado hacia las apuestas y los petrodólares, las otras fuentes de dinero rápido pero polémico. En marzo de 2023, Esporkolik reveló que Riot tenía intención de habilitar las casas de apuestas dentro del shooter. La medida no se llegó a implementar durante el último año, pero en ningún momento la compañía descartó definitivamente la posibilidad. De hecho, indica lo contrario: la League of Legends EMEA Championship (LEC) confirmó el pasado diciembre que la nueva edad mínima para competir en ella es de 18 años. En enero de 2023 la empresa afirmó que el movimiento es «para ayudar a desbloquear nuevas oportunidades de patrocinio para los equipos».

El movimiento filtrado por Jacob Wolf también revelaría el fracaso de Riot Games a la hora de hegemonizar todo el control sobre League of Legends como deporte electrónico. “Riot ha dicho que su sección de esports ha iniciado la evaluación de eventos adicionales de terceros después de presenciar el éxito de los Juegos Asiáticos de 2022”, asegura Wolf después de hablar con una fuente de la desarrolladora. Sería un retroceso al pasado, ya que anteriormente tenía competiciones más allá de los circuitos oficiales como la Intel Extreme Masters (IEM) de Katowice o la IPL 5, considerado uno de los mejores torneos de la historia temprana de este deporte electrónico. A través de VALORANT también ha recogido cable ofreciendo a los productos de los equipos en el juego, una demanda de la comunidad del MOBA aún no saciada -más allá de las skins de Worlds– a pesar de su demostrada efectividad.

Sumergidos en el sportswashing

La mala gestión económica de un sector y la necesidad de diversificar la economía de un país han unido a los esports con Arabia Saudí. Sin embargo, que los conocidos popularmente como ‘petrodólares’ no generen consenso popular no es producto de la casualidad. Arabia es uno de los países que más hace uso del sportswashing, es decir, usar el deporte como herramienta de banalización y limpieza de la imagen de un régimen totalitario (en su caso, monarquía absoluta). “Mohammed Bin Salman [príncipe heredero de Arabia Saudí] trata de venderse al mundo como una persona reformadora, que quiere alejar a su país del conservadurismo y tener una estrategia más moderna”, expone el director de La Media Inglesa, Ilie Oleart, en Cómo Arabia Saudí va a transformar el fútbol.

Arabia Saudí es uno de los países más señalados por la falta de derechos humanos. Amnistía Internacional denuncia que Arabia cuenta con un sistema que ‘tutela’, controla y limita la libertad y la autonomía de las mujeres. Además, la homosexualidad está penada con la muerte, por lo que la comunidad LGTBIQ+ no tiene reconocidos sus derechos. Por no mencionar que la oposición no está permitida. Al régimen de Mohammed Bin Salman le urgió limpiar la imagen del país especialmente tras el asesinato de Jamal Kashoggi, periodista de The Washington Post, asesinado en el consulado saudí en Turquía. “Esto supuso un fuerte impacto para la imagen que Bin Salman quería vender de sí mismo y de su país”, asegura Oleart. La falta de derechos para las mujeres y el colectivo LGTBIQ+ genera el rechazo de la inversión saudí en una parte de la comunidad.

Dentro de los deportes electrónicos, la falta de derechos hacia la comunidad LGTBIQ+ es especialmente importante debido a que en 2020 fue el motivo que paró un acuerdo de la LEC, la máxima competición europea de League of Legends, con NEOM, un proyecto de ciudad-estado de inversión. Riot Games tuvo que tirar atrás el acuerdo después del rechazo de la comunidad, que contó con el liderazgo de ahora extrabajadoras como Indianna “Froskurinn” Black. La respuesta de la compañía será importante teniendo en cuenta su plantilla de trabajadores. También su anterior implicación con el colectivo, véase en objetos dentro del propio MOBA tomando protagonismo activo en la Celebración del Orgullo. Cuatro años después, la relación entre Riot y Arabia Saudí vuelve. Arabia está metida de lleno en los esports, ahora el peso se encuentra en la respuesta de la comunidad. Tanto por parte de los profesionales como de los espectadores.