Para comprobar que el tiempo y el mundo corrompen no hace falta irse demasiado lejos. El grado de inocencia es cada vez menos a medida que pasan los años. Por ello, cuando encontramos algo o alguien que nos hace sentir, reír o disfrutar como si fuéramos niños, sabemos que es el lugar indicado en el que estar. Zachary “Sneaky” Scuderi tuvo ese impacto dentro de la League of Legends Championship Series (LCS). A medida que la liga cambiaba, el tirador se mantuvo en la élite gracias a una sencilla premisa: que por mucho que la competición sea cruel, en el fondo, los videojuegos están para pasárselo bien y disfrutarlos.

La carrera de Sneaky es un reflejo de por qué nunca debemos afirmar “de este agua no beberé”. En sus inicios, el tirador odiaba League of Legends. Él era más de World of Warcraft, llegando a competir profesionalmente en el título de Blizzard, pero finalmente el MOBA de Riot Games le acabó embalsamando. También tenía mucho que ver que se le diera bien el videojuego. El salto a la máxima competición norteamericana de la mano de Quantum Break fue una llamada a América del Norte: el talento existía. Cloud9 fue el club capaz de sellarlo, comprando la mítica plantilla con jugadores como William “Meteos” Hartman o Hai Du Lam. 

El tirador vivió su mejor época como jugador profesional en los primeros años de League of Legends competitivo. Sólo ganó dos veces la LCS, una en 2013 y otra al año siguiente, llegando a caer con dignidad en los cuartos de final del Mundial de 2014 rascando un mapa a Samsung Galaxy Blue, uno de los grandes favoritos. Eso no evitó que sufriera las diferentes épocas de dominación de TSM o de Team Liquid. Sin embargo, si Cloud9 se mantuvo siempre como un equipo competitivo, fue en gran parte por la resiliencia que extrapolaba el estadounidense. A lo largo de la historia, C9 sufrió para poder clasificarse a torneos como Worlds. Normalizó pelear tanto por las ligas como tener que recurrir a los milagros en los Torneos Regionales para dar pelea internacionalmente. El equipo fue una extensión de todo lo que el ADC reflejaba dentro y fuera de la Grieta del Invocador.

Pasado su mejor estado de forma, Sneaky no dio giros que estuvieran fuera de su alcance. Otros tiradores como Yiliang “Doublelift” Peng mostraban la versión “total” de un tirador en América del Norte. En cambio, perfiles como Jason “WildTurtle” Tran empezaban a mostrar su ocaso. El ídolo de Cloud9 fue un punto intermedio: sabía que no podía mantener la plenitud individual de Doublelift, pero tampoco quería caer junto a WildTurtle. Por lo tanto, centró sus esfuerzos en intentar no exponer su flaqueza, la fase de líneas, para posteriormente brillar una vez liberado de ella. Scuderi era un jugador de escaramuzas, de los que entendía cómo plantear una pelea grupal por muy absurda que fuera a través de su regularidad y algunos flancos creativos, dos características útiles en una región donde muchas veces reina la anarquía. Mientras la afición le quería convertir en un meme, figuras como Peng, el mismo que le forzaba asesinatos individuales y le lanzaba trash talk, advertían: aunque no tenga recursos, siempre es peligroso.

Es un compañero de equipo increíblemente bueno, nunca se enfada por muy mal que se pongan las cosas en un partido, es capaz de levantar el ánimo de un equipo” – Jack Etienne, fundador de Cloud9

El estadounidense complementaba el carácter de “menos es más”, útil para destinar recursos a figuras como Nicolaj Jensen o Robert “Blaber” Huang, con la pureza fuera de la Grieta del Invocador. Porque él, a pesar de vivir episodios trágicos como el fallecimiento de su padre el día de su debut en la LCS, reivindicaba la importancia de pasárselo bien jugando a videojuegos. “Es un compañero de equipo increíblemente bueno, nunca se enfada por muy mal que se pongan las cosas en un partido, es capaz de levantar el ánimo de un equipo”, declaró el fundador de Cloud9, Jack Etienne, en una entrevista a Duncan “Thorin” Shields en 2023. El prisma de no desesperarse aunque la situación sea difícil (algo que aplicaba en la Grieta antes y después de sus fases de líneas) , en el fondo, League of Legends era un juego.

De no mantener la “inocencia”, habría sido difícil ver al ADC en siete Mundiales consecutivos. También que formara parte del Cloud9 que se coló en las semifinales de los Worlds de 2018 cuando, en la fase regular del Summer Split de ese mismo año, fue colista de la liga norteamericana. Durante mucho tiempo la opinión pública le quiso reducir a sus cosplays mientras mostraba una longevidad en la élite muy poco habitual. De todas maneras, tener la diversión como fuente de motivación principal le condenó. Quizás, en el pasado, podía compaginar más su vida de jugador profesional con su faceta de creador de contenido de otros videojuegos más allá de League of Legends.

Tras caer en la fase de grupos de los Worlds de 2019, los jugadores de Cloud9 le pidieron a Jack más exigencia y compromiso. Un paso más para no estar siempre a las puertas de los títulos, expandir los logros más allá de la dignidad a nivel internacional. De ahí que, además de las fortalezas y flaquezas que implicaba Scuderi en la Grieta del Invocador, la organización se hiciera con Jesper “Zven” Svenningsen para reemplazar a Sneaky. El club se hizo con uno de los jugadores que más tiempo invierte en solo queue a costa de despedirse de otro tan histórico como ‘desenfadado’. Curiosamente, habiendo vivido una época en la que todavía era común culpar a las parejas de los jugadores de su mal rendimiento (algo tan habitual como insensato), eso nunca fue un motivo de disputa o conflicto con el estadounidense.

A lo largo de su carrera, Sneaky fue una rara avis dentro del League of Legends norteamericano. Mientras la inversión y las ansiedades crecían, el tirador siempre se mantuvo con una sonrisa tanto dentro como fuera de la Grieta del Invocador. Vivió altibajos con Cloud9 y se quedó demasiadas veces a las puertas de más logros. Aun así, el estadounidense representó una regularidad innata dentro de una industria cada vez más agresiva y que busca chivos expiatorios. No logró ser el primer jugador en lograr 1000 asesinatos y asistencias en la liga por arte de la casualidad. Pero él, en plena élite, recordó indirectamente que los videojuegos están para pasárselo bien y que, una vez dejamos de hacerlo, lo mejor salir y cerrar la puerta. No siempre es necesario aferrarse a un clavo ardiendo.


Foto vía Riot Games