Torrevieja quiso vivir una ‘Guasoneada’ pero la experiencia se impuso como los rayos de sol a las orillas del Mediterráneo. Una victoria de Guasones habría sido un hecho definitorio de lo que es la Superliga: una competición llena de locuras. Sin embargo, que Los Heretics se hayan proclamado campeones de la 25ª temporada del campeonato español también define a la perfección qué es esta liga regional: un lugar donde todo es posible. Hace cinco años, los herejes no estaban y tampoco se les esperaba. Pero actualmente el ecosistema no puede permitirse su ausencia. El club de los influencers asentó marca antes de que llegaran las vacas flacas y ahora, mientras el sector entero busca con prisas su valor reputacional o dinero fácil, se dedica a ser deportista con la implicación de aprender a competir constantemente.

Team Heretics era el club de deportes electrónicos que destacaba por cualquier cosa que no tenía nada que ver con los esports. Para muchos seguidores de España, destacaba mucho más por las activaciones que conseguía con sus figuras mediáticas que no por los resultados deportivos. Ese enfoque conllevó críticas lógicas, pero también era una consecuencia del punto en el que se encuentra la industria: a medio camino entre el entretenimiento y el deporte, tirando más hacia el primer aspecto que hacia el último. No era una cuestión de que la estrategia estuviera bien o mal irreversiblemente, simplemente una opción que la entidad exploró. 

Años después, sus decisiones le han dado la razón. Muchas organizaciones sufren porque no generan interés, no tienen masa social. En cambio, Heretics, gracias a su trabajo con los influencers, ha movilizado a una gran parte de su audiencia hacia las competiciones. Lo único que, como en cualquier deporte, necesitaba resultados para no provocar que el peso de los malos juicios -”es un club de influencers y no de deportes electrónicos porque no sabe gestionar proyectos deportivos”- no aumentara. Un camino totalmente opuesto al que podrían tener entidades con trayectoria ganadora pero con dificultades para consolidar, mantener o revolucionar su marca. Aun así, esto garantizó a los herejes una supervivencia económica por la que muchas entidades darían su alma al diablo a cambio.

2023 fue el año en el que Movistar Riders se reivindicó en la nueva era: muchas caras nuevas, pero tenían que llegar ‘los de siempre’ -que se tiraron muchos años sin tocar un título- para poner orden y dar una lección en el aspecto deportivo. Los Heretics volvieron a League of Legends en 2022 y desde un principio ejemplificaron que la competición no es una construcción sólida, sino extremadamente líquida. Ya puedes tener los mejores nombres del mundo que una cosa es la teoría y otra completamente la práctica. Todas las piezas deben encajar y eso fue lo que no sucedió en su temporada de reestreno. Hizo un cambio en la calle superior y a partir de ahí se reencontró con su mejor versión: la de la primera Superliga y el European Masters.

Los Heretics y el poder de mantener las bases

El tirador de Los Heretics, Jackpsektra, con su segunda Superliga
El tirador de Los Heretics, Jackpsektra, con su segunda Superliga | Imagen vía LVP

De todas maneras, Los Heretics se han esforzado para gestionar su relación con las primeras posiciones y convertirla en una conexión real, no en un amor veraniego vivido hace dos años. Desde la primera Superliga conseguida, los herejes han formado parte de la tabla alta de la clasificación. 2023 no fue el año de las victorias, sino el del subcampeonato y el batacazo en los playoffs del Summer Split. Pero en todos los proyectos, la organización ha mantenido siempre a una parte importante del núcleo inicial que le hizo alzar un trofeo por primera vez. Primero con Marcin «iBo» Lebuda, Dániel «bluerzor» Subicz y Artur «Zwyroo» Trojan. Posteriormente, con el retorno de Jakob «Jackspektra» Gullvag. En este 2024, juntando de nuevo al ‘inventor’ con Alexandru «whiteinn» Kolozsvari. 

Tener a Jackpektra y whiteinn juntos de nuevo provocó que Los Heretics no se resintieran del ascenso del Zwyroo. Se esperaba que el tirador volviera a arrasar en España -técnicamente, lo ha hecho en la final tras el premio de MVP- pero el Spring Split implicó la floración del medio polaco. Aunque Daniel «Sertuss» Gamani es un tipo curtido en la League of Legends EMEA Championship (LEC), los cambios en una línea tan elemental como la calle central siempre se sufren. En cambio, además de la calidad individual del alemán, los herejes no sufrieron tanto una modificación trascendental porque ya tenían una base trabajada. El reto del club estará cuando se encuentre con la imposibilidad de mantener sus pilares de la tierra particulares. Cuando tengan que reescribir un nuevo proyecto, con la esperanza de hacer algo tan magistral como Ken Follet, pero sin dar por hecho que haber creado un bestseller implique un futuro asegurado. Mucho más cuando el entorno es una competición, cruel por naturaleza.

Actualmente, Team Heretics experimenta cómo hacer las cosas bien en una liga regional no implica que el éxito se traslade a la élite. Lo vive en la LEC, donde mientras aprende a ser un navegante, enseña por qué las competiciones son un océano con un temporal imprevisible. Si no eres un marinero o no tienes alma para ello, es difícil sobrevivir ahí. Después de años trabajando su ámbito más enfocado al entretenimiento, ahora los herejes disfrutan de ver cómo los debates alrededor del club están más centrados en el aspecto deportivo. La entidad ha completado desde hace tiempo su metamorfosis de conjunto de influencers y también deportistas. Todo mientras su masa social sigue al equipo porque “es de Heretics”, no por cuestiones nacionales. En parte, dejando de agarrarse a sus populares figuras ejecutivas (un juez determinó que una de ellas intentó desahuciar ilegalmente a una anciana) para generar atracción. La Superliga tiene suerte de que en League of Legends no suceda lo mismo que en VALORANT. A través del éxito de proyectos de este tipo, el interés mantiene las posibilidades de sobrevivir por mucho que esté en un punto crítico.


Foto vía Liga de Videojuegos Profesional (LVP)