Pensar en qué puede ocurrir a lo largo de 15 años da mucho vértigo. Se trata de un margen de tiempo en el que alguien puede pasar de la adolescencia a la vida adulta. Si nos paramos a echar la vista a 2008, las cosas han cambiado radicalmente desde entonces. Lehman Brothers se declaró en bancarrota, Coldplay lanzó Viva la vida y Cristiano Ronaldo ganó un Balón de Oro, el primero de toda una época en la que él y Leo Messi se pelearían anualmente por ese reconocimiento. Los smartphones todavía no estaban a la orden del día y Facebook aún estaba de moda. Ese mismo año nació Giants Gaming, que celebra su 15º aniversario gracias a que ha generado un sentimiento de pertenencia en los deportes electrónicos españoles.

Giants Gaming se hace llamar “The international winners club” no sin argumentos lógicos detrás. No hace falta ser Sherlock Homes para descubrir que es una organización con las vitrinas llenas de trofeos. Ver una imagen de sus oficinas es más que suficiente. Revisar su página web es aún más sencillo: 13 ligas españolas entre League of Legends, Counter-Strike: Global Offensive (CS:GO), Call of Duty y Clash Royale; un Major de Rainbow Six: Siege y dos campeonatos del mundo de FIFA. No hace falta mencionar todos los trofeos, ya se entiende que han ganado mucho. Con la victoria, aunque tenga una naturaleza desequilibrante, sucede que no sólo es cuestión de saborearla. También se trata de alzar su valor, porque normalmente sólo un equipo puede salirse con la suya en cualquier competición. Conseguirlo prolongadamente tiene mérito.

Sin embargo, la calidad de las victorias de Giants Gaming no están tanto en lo que han hecho dentro de los diferentes videojuegos, sino en lo que generan fuera de las pantallas. Por ejemplo, la primera vez en la que el club malagueño subió a la League of Legends EMEA Championship (LEC), cuando por entonces todavía se conocía como LCS europea. No era tanto por cómo se ganó, aunque las partidas contra Reason Gaming no fueran aptas para cardíacos, sino por cómo un equipo de cinco jugadores españoles representó a todo un país para colocarse en la élite. Permitir que el orgullo de la representación no sólo estuviera individualizado, sino que también fuera colectivo. Todavía quedaba mucho tiempo por delante para ver a la máxima competición europea dependiente de entidades españolas para mantener buenas audiencias.

Aun así, lo que consiguió Giants Gaming con el primer ascenso a la LCS no significa que no haya sido capaz de traspasar todo el sentimiento de pertenencia a una persona. Véase en las participaciones de Joan Namay “Shanks” en el EVO. Cada vez que ‘padre’ aparecía, todo un país acababa en sus pies. A la merced de un tipo que firmó por el equipo malagueño. Como ahora lo pueden hacer los seguidores de Super Smash Bros. Ultimate con Pau Claire “Sisqui”. Son los nombres propios los que ayudan a forjar la historia de un club y los clubes quienes ayudan a los jugadores a forjar sus nombres propios. La reciprocidad en su máximo esplendor. Cuando relacionamos a un profesional con una organización, la unión nunca viene por el fruto de la casualidad.

Giants Gaming, un club ‘tradicional’

Quizás Giants Gaming es la organización que más se acerca a la imagen de ‘club tradicional’ que tenemos en nuestro imaginario. Sólo hace falta ver en el VALORANT Champions Tour (VCT) cómo, más allá de Adolfo Gallego “Fit1nho”, la entidad tiene una plantilla llena de extranjeros. Pero la afición deja de lado cualquier debate gire alrededor de si deberían haber más o menos jugadores nacionales en una plantilla. Los seguidores van a ver a Giants y sus representantes, lo importante es el escudo que se defiende. El orgullo no entiende de nacionalidades cuando un representante está peleando por el trofeo más deseado. Todo esto sin tener en cuenta que a lo largo de los años Giants ha sido capaz de generar referentes en prácticamente todas las secciones que tiene.

Cumplir 15 años no significa que todo haya sido positivo. Giants Gaming ha cometido errores, ha tenido fracasos, ha visto cómo a más de un integrante se le iba la boca y ha sufrido el avance al no ganar tanto tan regularmente. Sin embargo, incluso en esos momentos bajos, ha reforzado el sentimiento de pertenencia abriendo las puertas de su estadio. Acercando a la gente a los jugadores creando la imagen que más se acerca a ‘un día de partido’, independientemente de si es de Primera División o Primera RFEF. La pasión lo conecta todo. Hay organizaciones que tienen muchos seguidores por sus estrellas o las figuras que tienen detrás. Evidentemente, sin la victoria Giants no sería el club que conocemos en la actualidad. Pero al final del día, lo más importante es que el sentido de pertenencia es lo que da una razón de ser a la entidad.