Una de las cosas que menos esperaba cualquier seguidor de League of Legends era cogerle cariño al subcampeón vietnamita. Porque desconocía su existencia o porque muy probablemente no se ha visto una partida suya en todo el año. Team Whales se ha ganado el aprecio de seguidores del resto del mundo con la misma facilidad con la que un enamorado de los Pokémon tipo agua tiene a un Wailord en su equipo. Técnicamente, lo único que ha hecho para conseguirlo es ganar por 2-1 a Team BDS y CTBC Flying Oyster en el grupo B del Play-In. Pero ahí es donde se encuentra la magia de Worlds: hace sentir ‘nuestro’ algo que, a priori, es lejano.
Un Mundial de League of Legends siempre es una buena señal para los excitados por lo desconocido. Una oportunidad para dejar de lado los prejuicios del nivel y sumergirse en una actitud de ‘panenkita’. Quitada la venda del rendimiento individual o grupal en la competición más importante del MOBA, son los caminos underground los que dan sentido a fases como el Play-In. Qué más da el rendimiento del sustituto de emergencia de Detonation FocusMe, Ryo Odagiri “apaMEN”, cuando lo que mola de verdad son las condiciones de su llegada a Corea del Sur. De primeras, quizás la historia de Team Whales no es la más atractiva. Sin embargo, su estilo de juego anárquico sí, por lo que ha creado sus propias circunstancias para reventar su propio carismómetro.
Toda locura a nivel deportivo siempre sabe mejor si va acompañada de la victoria. Ganar es un verbo que emociona y sana a la vez. Sobre todo, es un gesto que también crea muchas ilusiones y esperanzas de cara al futuro. Por ejemplo, Trần Quốc Hưng “Artemis” ha pasado de ser un ‘completo’ desconocido a ser un fichaje demandado por los seguidores de la League of Legends Pro League (LPL). Trần Văn Chính “BeanJ” ha vuelto a dar señales de vida demostrando los detalles que ofrecía siendo todavía más joven en Saigon Buffalo. Lê Ngọc Vinh “Glory” ha mostrado que tiene mucha facilidad tanto para cantar canciones de BLACKPINK como para ampliar su abanico de campeones. Las ballenas de Team Whales dan sentido al fenómeno. Al fin y al cabo, tanto la tierra como los lugares no son nada sin las personas.
Si bien es cierto que el League of Legends vietnamita tiene en GAM Esports -de la mano de Levi- su máximo exponente, esta vez han sido las ballenas las que han emocionado. Team Whales ha demostrado al máximo la potencia que tienen unos Worlds para transmitir un mensaje. Porque cinco días ha sido un rango de tiempo suficiente para que mucha gente haya madrugado para ver un derbi. Ese mismo margen ha valido para acercar al resto del planeta un contexto muy probablemente desconocido por falta de interés, realidades distintas o falta de accesibilidad. Ahí es donde reside el mayor valor del Mundial de League of Legends: en lo sencillo que hace parecer el difícil proceso de humanización de la élite.
Aprovechar la plataforma
Team Whales es otro ejemplo de que los seguidores de League of Legends no entienden de amores veraniegos, pero sí de otoñales. Una demostración más de que los Worlds significan una oportunidad única porque son una plataforma especial dentro de los deportes electrónicos. Una buena actuación en un Mundial puede cambiar por completo la valoración que recibas por parte de los seguidores. Véase en el MVP de la edición de 2015, Jang Gyeong-hwan “MaRin”, un gran ejemplo. Durante todo el año el mejor top de Corea del Sur fue el actual jugador de 100 Thieves, Kim Chan-ho “Ssumday”, pero su gran torneo -el mayor pico de su carrera- anestesió la irregularidad del resto del año. Teniendo en cuenta el poder con el que cuenta esta competición, entristece ver cómo no se aprovecha para los aspectos del día a día o la actualidad.
Para la guerra de Ucrania, Riot Games recaudó un total de 5,4 millones de dólares para ayudas humanitarias. Sin embargo, en el anterior Mundial, el conflicto pareció dejar de existir. Es normal que absolutamente nadie quiera mojarse políticamente en unos Worlds. En primer lugar porque tanto la organización como los clubes son empresas con sus intereses económicos particulares. Después, porque los jugadores no quieren asumir riesgos desde su posición -teniendo en cuenta tanto los privilegios como las desventajas- sin saber qué consecuencias pueden llegar a tener. El único recuerdo reciente en este aspecto es la censura de la palabra Hong Kong en la edición de 2019. Un hecho lógico teniendo en cuenta las protestas en la región administrativa especial y que la propietaria de Riot Games, Tencent, no deja de ser una empresa china.
Sin embargo, viendo que incluso un actor ‘secundario’ como Team Whales ha crecido gracias a la competición, ¿por qué es tan difícil la plataforma de unos Worlds para transmitir mensajes positivos? No hablamos de geopolítica -especialmente ahora, teniendo en mente el conflicto que se sigue desarrollando en la Franja de Gaza- ya que ver a un jugador ‘mojarse’ es más un sueño que una posibilidad real. Sino de discursos como el de Kirill Malofeyev “Likkrit” -personaje controvertido con el paso del tiempo- en apoyo a G2 Esports tras la decepcionante eliminación de los samuráis. De ruedas de prensa como las de Kim Dong-ha “Khan”, que en sus últimas palabras antes de retirarse, reivindicó que lo más importante en la vida es la felicidad independientemente de sus formas. Parece que aún no todo el mundo es consciente del altavoz que supone un Mundial de League of Legends.