Los últimos Worlds han sido la gota que ha colmado el vaso de una League of Legends European Championship (LEC) llena de problemas. Ante esta situación, profesionales como Luka Perkovic “Perkz” han decidido apuntar a la llegada de jugadores españoles a la máxima competición como uno de los males. Es decir, mirar el dedo en lugar de la luna. Desplazar el marco de debate de los novatos a la nacionalidad carece de sentido al ignorar su calidad y su respuesta en cada contexto. Sin embargo, este gesto explica muy bien por qué el Viejo Continente es una Tierra Baja. Los deportes electrónicos, como prácticamente cualquier ámbito, no son otro reflejo más de la sociedad que los conforma.

La reacción de Perkz no debe entenderse como una sorpresa, sino como una tónica habitual del Viejo Continente. Deben separarse las distancias en todos los casos por mucho que puedan verse reflejos de las idiosincrasias que existen detrás. Principalmente porque la LEC no ha colonizado ni ha puesto vallas a los extranjeros. Sería exagerado comparar el último hecho con una normativa deportiva que regula la llegada de imports, como existe en el deporte tradicional con los jugadores extracomunitarios en cualquier continente. Eso no quita que los resquicios sigan ahí, algo que describió perfectamente en Twitter el creador de contenido Manuel Martínez “Cabramaravilla”: “Se sabe de sobra que en el mundo occidental impera una dinámica racista donde más melanina equivale a menos respeto. Supuestamente hay que creer que eso desaparece en cuanto pisas Europa, a pesar de ser la cuna de esa ideología”.

La última polémica de la LEC es la cosa más europea posible porque absolutamente ningún estado se libra de sufrir ese mal en sus propias carnes. En este caso los afectados son los profesionales españoles. Pero más allá de las figuras que se ven involucradas en la situación sin tener culpa de nada, también están los aficionados. Entre esos seguidores que ven lógicamente este pretexto como un marco de xenofobia, hay gente que emula ese tipo de mensaje en su propia tierra. Que ven su país bajo un concepto rígido e inamovible en el que cualquiera que se salga mínimamente de ese marco mental automáticamente pasa a ser un enemigo. Demasiado ‘Imperio’ reducido a nada. En este caso la ‘víctima’ es España, pero si se cambiara el nombre a ‘Francia’ o ‘Croacia’, el resultado seguiría siendo exactamente el mismo.

De todas maneras, por cómo ha funcionado históricamente Europa, sería más difícil ver en esta situación a Francia o Alemania. Principalmente porque durante los últimos años el Viejo Continente ha estado marcado en una dicotomía del norte contra el sur. Ahora en la LEC se puede ver un sutil reflejo de esa situación. De vivir para trabajar contra trabajar para poder vivir. De los estados que se beneficiaron de que el euro fuera ‘paralelo’ al marco alemán -debido a que las políticas del Banco Central Europeo eran acordes a los ciclos económicos de Alemania- y no a cualquiera de los países P.I.G.S. Sólo hace falta ver lo que hicieron con Grecia en la posición más vulnerable del país heleno recientemente recordada.

Que Perkz sea el vocal de esta situación de la LEC responde a la gran capacidad europea para aburguesar a los exitosos del sur. Los que acogen con los brazos abiertos a estos casos de éxito son los mismos que no se acuerdan cuando alguien les habla de los Balcanes o Europa del Este como parte del Viejo Continente. La actitud del exjugador de G2 Esports sólo corresponde a la facilidad para hacer creer a cualquiera que está más cerca de la riqueza para la pobreza. En este caso no en términos literales, sino más referidos a la mentalidad europea, ya que sería injusto negar que el medio ha conseguido mejorar su situación socioeconómica gracias a su carrera profesional.

Los del sur también trabajan en la LEC

En el Viejo Continente todavía existe una idea muy instaurada sobre la sociedad de cada país: que en el norte trabajan, que en el centro administran y en el sur descansan. Tanto en toda Europa como particularmente en muchos de sus estados. Toda la vida el norte ha exigido al sur que trabajara a la par. Sin embargo, llegada la hora de la verdad, los ‘dueños de la pelota’ no han celebrado ningún ‘cambio’, sino que se han puesto a la defensiva ante la capacidad del trabajo de sus vecinos sureños. Por ejemplo, a países como Alemania o Francia les jodió que fuera España quien recibiera felicitaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por la gestión de la pandemia. Tanto como a más de un protagonista de la LEC le fastidia ver que el país ibérico tiene la sartén del interés por el mango.

Salvo las finales anuales, a lo largo del año el interés de la LEC se ha mantenido por los clubes históricos y los españoles. Las cifras de Esports Charts son reveladoras: juntando las tres temporadas, KOI aparece en 10 de los 15 partidos más vistos. Es imposible no tener en cuenta el plus que supone Ibai Llanos con su co-stream. Las carpas son seguidas de G2 Esports, que aparece en un total de siete de los 15 enfrentamientos más visualizados. Sin embargo, el podio lo completa MAD Lions con cuatro comparecencias. El diploma olímpico lo comparten Team Heretics y Excel Esports con tres. Fnatic recuperó el protagonismo en las finales disputadas en Montpellier. Aun así, es innegable que la máxima competición europea ha sostenido su degradado producto en base a esos dos aspectos. 

En 2024 cambiará la tónica gracias a la llegada de Karmine Corp. Teniendo en cuenta el contexto de la liga, poca apariencia de casualidad genera. De todas maneras, 2023 ha significado el año del choque. Históricamente el entorno anglosajón ha estado acostumbrado a mirar por encima del hombro al hispanohablante. Ahora Europa se está dando cuenta de que son los sureños quienes han aguantado el invento, por mucho que el deportivo haya dependido finalmente de Fnatic -con dos españoles- y G2 Esports. El sur es corrupto y excesivamente pícaro. Sin embargo, el error del norte siempre ha sido creer que era una tierra alta, es decir, pura y bondadosa. Pero ponerse a la defensiva y sin autocrítica sólo refleja que el Viejo Continente también es una tierra baja, degradada y explotada. Ningún lugar del territorio se libra de tener las manos manchadas de mierda.