NRG Esports tiene el don a pesar de no ser Rels B. Cuando la organización se proclamó campeona de la League of Legends Championship Series (LCS) en la temporada de su regreso, su recorrido se vio como una canción de los Hijos de la Ruina: “Cuestión de Fe”. Protagonizó una historia improbable que generó la sensación de devolver temporalmente el interés por la competición norteamericana a vísperas de, a priori, otra decepción internacional. Sin embargo, el vigente rey de la LCS ha demostrado que su último éxito ha sido más bien una cuestión de trabajo tras superar con un contundente 2-0 a G2 Esports. Un resultado heredado pero cuyas circunstancias se han labrado.
La victoria de NRG Esports ha significado un toque de atención a una región obsesionada con los resultados a corto plazo. A toda una parte del continente que está centrada en quemar dinero sin lógica, tanto para crear equipos como para generar productos. Al vigente campeón de la LCS se le puede recordar que, a priori, G2 ha disputado ese encuentro con los jugadores enfermos. O al menos, eso afirma la periodista francesa Laure Valée. También que ha encontrado en enfrentamientos como los de Team Liquid o MAD Lions duelos muchos más sencillos. Que contra una organización asiática como Weibo Gaming la historia es completamente diferente. De todas maneras, ni League of Legends ni la vida se rigen exclusivamente con el blanco y el negro.
Igual que de NRG Esports se puede destacar que ha sido uno de los clubes más afortunados en el estreno del formato suizo, pocas entidades norteamericanas pueden presumir de haber tenido paciencia con sus piezas. El éxito de NRG en este Mundial es la herencia recibida por parte de Counter Logic Gaming, que se despidió definitivamente el pasado verano. Fue CLG la entidad que apostó por el trío formado por Niship Doshi “Dhokla”, Juan García “Contractz” y Cristian Palafox. El decano del League of Legends en América del Norte fue quien dio una oportunidad a inicios de 2022 a tres jugadores demasiado curtidos en las Academias con el ansia de volver a la LCS. Teniendo en cuenta la sensible situación del conjunto, el margen de tiempo para trabajar fue más amplio: dos en lugar de uno.
La evolución de los resultados reflejan la del equipo: de octavos en el Spring Split de 2022, a cuartos en el siguiente Summer Split y Spring Split de 2023. Todo hasta llegar al cambio de marca y proclamarse campeones de la LCS. NRG Esports añadió un cambio: sustituyó a la primera calle inferior, formada por Fatih Güven “Luger” y Philippe Lavoie-Giguere “Poome”, por Victor Huang “FBI” y Lee Dong-geun “IgNar”. No es cuestión de que Luger y Poome fueran necesariamente malos jugadores, simplemente no eran el núcleo del proyecto. Tampoco piezas que, en comparación a FBI o Ignar, acercaran a NRG al título. La recién llegada entidad entendió en la región de los millones malgastados que lo mejor es usar el dinero de forma inteligente. Nada más aterrizar, lo que hizo fue aprovechar oportunidades de mercado para mejorar su plantilla. Encaje y necesidad por encima de nombre.
Lo más fácil ahora sería destacar que América del Norte siempre ha tenido talento disponible. Realmente la situación de la región en comparación a la de Europa no es equiparable. El Viejo Continente produce más y mejores piezas constantemente. Aun así, eso no implica que Estados Unidos o Canadá no tengan sus perlas. Sería incoherente exigir a las organizaciones norteamericanas que estrenaran rookies cada año. Sin embargo, el éxito de NRG Esports envía un mensaje directo: si bien es cierto que no sobran los diamantes, NA debe dedicar tiempo y paciencia a los que tiene para pulirlos hasta que brillen. Ofrecer el espacio y los recursos que han tenido profesionales como Palafox a figuras como Kenneth Espinoza “Kenvi” o Mohamed Kaddoura “Revenge”. No quemar rápidamente a potenciales estrellas como Milan Oleksji “Tenacity”.
La felicidad de Kobe
Quizás el rostro más humano del éxito de NRG Esports no se encuentre ni en la historia de superación de sus jugadores. Es muy probable que la mayor ternura con el ‘triunfo’ del campeón de la LCS llegue de la mano del comentarista Sam Hartman-Kenzler “Kobe”. Estuvo cerca de reventar su teléfono móvil de la emoción cuando NRG sentenció el 2-0 contra G2 Esports. Brindó recuerdos al pasado de aquel Mid-Season Invitational (MSI) de 2016, cuando tras una victoria de CLG contra Royal Never Give Up, empezó a gritar como loco: “I’ve never doubted them”. Cualquier persona que vio aquella retransmisión esperaba exactamente el mismo comentario.
Ser una de las pocas voces sensatas dentro del League of Legends norteamericano debe ser difícil. Especialmente cuando estas se encuentran en las retransmisiones, véase el propio Kobe o Emily Rand, y no en posiciones de poder. Por eso, dentro de la situación, la victoria de NRG Esports también significa un bálsamo. Una reconfortante sensación de éxito para todos aquellos profesionales que han trabajado a contracorriente en la región de los millones malgastados. Un alivio para los pocos que entienden que las cosas no sólo son a largo plazo, sino también a medio y largo. Celebrar esto sería un ‘cinco’ en cualquier otra región. Pero en una donde el campeón ha llegado a marcharse de un Mundial sin conocer la derrota, pues quizás es necesario dar reconocimiento -ni que sea temporalmente- por el sufrimiento experimentado.