El rendimiento de Luka “Perkz” Perkovic es un espejo. Una manera de mirarse de frente y apreciar los cambios. Observar y reflexionar sobre lo que una vez llegamos a ser pero dejamos atrás. El estatus del croata como uno de los mejores jugadores de la historia del League of Legends europeo es inquebrantable. Sin embargo, el medio y todo lo que le rodea está haciendo rentismo a través de ese hecho. Lo intenta usar a modo de botón de pausa para parar el tiempo e intentar evitar el cambio. Pero las competiciones son crueles. No sólo son una selva donde sólo gana una persona o un grupo, también por su capacidad para desvestir a los participantes. A veces la vulnerabilidad del desnudo duele más cuando no es precisamente física.

El nivel de Perkz en Team Heretics es de los que duele. De los que hace daño porque está muy lejos de lo que en repetidas ocasiones llegó a mostrar. Especialmente al tratarse de la calle central, la que es quizás la línea más determinante del League of Legends moderno para ejecutar cualquier estilo de juego. Nunca es agradable ver cómo un perfil que miraba a la cara a los mejores medios del mundo ahora sufre. Lo pasa mal contra jugadores cuyo talento y cuyo techo nunca ha aparentado ser tan grande como el suyo. Tony Montana tenía razón en Scarface: “The eyes, chico, they never lie”. Los ojos nunca mienten porque uno observa a Perkovic en la Grieta del Invocador y se entristece. Los datos no hacen nada más que reforzar una idea que se libra de ser únicamente producto de la subjetividad de la decepción.

Como suele pasar en la propia vida, el dolor no sólo viene de las consecuencias que pueda tener una decisión o una acción sobre uno mismo, sino sobre nuestros alrededores. El actual rendimiento de Perkz afecta al resto de Team Heretics por la naturaleza de League of Legends: un juego de equipo. Pero es especialmente sangrante apreciar cómo podría cambiar la cara de la moneda de Marcin “Jankos” Jankowski si tuviera un apoyo en lugar de un motivo de preocupación en la calle central. También que Víctor “Flakked” Lirola, por el momento el mejor jugador de Heretics en lo que llevamos de League of Legends EMEA Championship (LEC), no pueda tener mayor atención por todos los apoyos que necesita el croata. No se puede obtener gran margen de beneficio si los recursos van destinados a reducir los números rojos, también aplicable con Martin “Wunder” Hansen.

Pero la magnitud de Perkz hace que, en una parte del corazón, aún exista la esperanza de apreciar de verle de nuevo transformar sus palabras de la ficción a la realidad

El choque es todavía más radical teniendo en cuenta que Perkz ha sido uno de los pocos jugadores que ha funcionado como sistema en sí mismo a la vez que los ha habilitado. El G2 Esports inicial giró alrededor de Kim “Trick” Gang-yun y él. Con la llegada de Jesper “Zven” Svenningsen y Alfonso “Mithy” Aguirre, fue un equipo mucho más ‘coral’ a pesar de que el contexto histórico -con League of Legends sumergido en la dominación surcoreana- impidiera dar más valor. Los samuráis de 2018 exigieron el mayor rendimiento individual del croata en la calle central. Aun así, asentaron las bases de la versión que pasaría a la eternidad. Si el mejor G2 de la historia llegó fue porque él dio paso en la calle central al único diamante que le podía suplir. Tanto por importancia como por talento.

“Nos gusta el fútbol por lo que podría pasar, no por lo que pasa. Nos gusta el fútbol por sus mentiras. Es la ficción que necesitamos creernos”, escribe Sergio V. Jodar en Moneda al aire. Los estados de forma son etapas. Pueden cambiar a mejor o a peor, se sabe que cuentan con fecha de caducidad, pero nunca cuál es. Perkz es el mismísimo fútbol por el tiempo que lleva arrastrando a la afición a través de la ilusión como motor, no con el rendimiento como estímulo. No es una cuestión estrictamente vinculada a Team Heretics, ya que desde su retorno a Europa con Team Vitality su nivel ha dejado de ser el que se esperaba. Pero la magnitud de su figura hace que, en una parte del corazón, aún exista la esperanza de apreciar de verle de nuevo transformar sus palabras de la ficción a la realidad.

Actualmente el rendimiento de Perkz entristece porque representa todas las cosas que una vez pudimos llegar a ser pero posteriormente dejamos de serlo. La nostalgia es un arma de doble filo. Nos recuerda momentos en los que fuimos felices pero seremos incapaces de repetirlos de la misma manera. No obstante, lo que sí está en nuestras manos es darle una nueva forma a ese recuerdo puro. Añadir nuevos matices para vivir sentimientos similares pero de una manera distinta sin que empañe nada: ni el pasado, ni el futuro. A nivel profesional, sorprende que Perkovic y otros muchos jugadores no opten por ese camino cuando el mayor ejemplo lo tienen en el mejor jugador de la historia. Lee “Faker” Sang-hyeok ganó su cuarto Mundial después de pretender que ya no era el indiscutible Rey Demonio, no cuando pretendía seguir siéndolo siete años después.


Foto de Michal Konkol vía Riot Games