La victoria y la derrota son dos aceleradores de pulsos con caminos completamente opuestos. La explosión de la alegría puede ser proporcional al hundimiento que implica la tristeza. Las competiciones alimentan este cruel círculo vicioso como consecuencia de que, a la hora de la verdad, sólo puede ganar un protagonista (sea individualmente o colectivamente). La relativización se presenta como una de las mayores dificultades tanto dentro como fuera de los servidores. Quizás Team Heretics no ha conjugado el verbo “ganar” con los “partidos” como predicado en la Masters de Madrid. Sin embargo, los herejes han conseguido algo mucho más importante: relativizar los resultados y poner en valor su contexto.

La irrupción de los hermanos Lukaševičius en conjunto es una de las grandes noticias del VALORANT Champions Tour (VCT) de lo que llevamos de 2024. El mayor, Boo, ya forjó su experiencia a lo largo de los dos últimos años. Con el pequeño, MiniBoo, no hacía falta tener demasiadas luces para comprender que merecía una oportunidad. Observar la Rising en los momentos determinantes era más que suficiente. Con los buenos jugadores no hace falta recurrir a las estadísticas para intentar argumentar su valía. En el tramo inicial de la temporada, los dos lituanos han ofrecido lo que el público esperó en 2023 de los hermanos Benrlitom, ScreaM y Nivera (que ya ha confirmado su retorno a Counter-Strike). 

Team Heretics no es un conjunto que se entienda exclusivamente desde los Lukaševičius. Mucho menos cuando, más allá de que los jugadores se entienden entre sí, la plantilla cuenta con perfiles ‘veteranos’ como el de Patryk “paTiTek” Fabrowski. Pero la irrupción de los Boo, tanto del grande como el pequeño de la mano, refleja a la perfección la gran sorpresa que han representado los herejes en el tramo inicial del VCT. Antes del arranque de la temporada, era difícil creer que el club español pelearía de tú a tú con los mejores en la Masters. Además, los lazos de sangre también son una metáfora de lo que Heretics consigue dentro de los servidores: ser un equipo extremadamente estimulante. En un mundo donde la atención cada vez cuesta más de retener, su peso vale oro.

El mensaje no es fatalista a corto plazo, sino esperanzador y estimulante a largo plazo

Difícil es que “perder” sea del agrado de alguien. De todas maneras, el paso de Heretics por la Masters refleja la importancia de las formas. Caer delante de tu público, en una situación de superioridad numérica con la grada como sexto jugador, es de las pocas cosas del deporte que nunca sienta bien, independientemente de quién sea el protagonista. El relato alrededor de los herejes podría haber cambiado si Sentinels y Paper Rex, dos rivales de primer nivel, hubieran humillado al club local. La realidad es que pelearon hasta el último segundo y denotaron que la victoria era una opción real. Nadie niega que, como equipo, aún tenga flaquezas y puntos a mejorar. Pero, acostumbrados a los gritos de “intensidad” o “echar huevos”, siempre es positivo que un conjunto ponga en valor que aquello que busca el aficionado es “competitividad”, una especie de sinónimo de compromiso.

Team Heretics ha caído con dos victorias en la Masters de Madrid y el hecho de hacerlo peleando hasta el final puede significar sal en una herida. La derrota nunca deja de doler, aun así, cada uno elige como tomársela. Los herejes han optado por hacer que, la vivida en la capital, sea un aprendizaje. Han naturalizado la relativización de los momentos amargos, dando peso al contexto desde el que partían y poniendo en perspectiva los resultados hechos hasta el momento. El mensaje no es fatalista a corto plazo, sino esperanzador y estimulante a largo plazo. Ese es el mayor favor que se pueden hacer a sí mismos como equipo y la mejor lección que le dejan a su afición. Cuando el tiempo avanza, nos damos cuenta de que ni los buenos eran tan afables, ni los malos tan diabólicos. Ser capaz de apreciarlo con la herida aún sin cicatrizar es una enorme ventaja para el futuro.

Heretics, something y relato que buscamos desde el exterior

El deporte nos gusta porque siempre estamos a la espera de que ocurran las cosas que nos imaginamos. También porque disfrutamos las que nunca se nos pasaron por la cabeza pero nos dejaron boquiabiertos. Sorpresa fue la que generaron el entrenador de Team Heretics, Niel “nielzinho” Finlay, e Ilya “something” Petrov, jugador de Paper Rex. El técnico respondió efusivamente a los jugadores de Paper Rex cuando su equipo forzó el empate. En cambio, el ruso no se pudo contener y después de la tensión le dedicó un afectuoso corte de mangas. Posteriormente, se disculpó a través de sus redes sociales.

La situación entre neilzinho y someting se quedó dentro de los servidores, un acto que muestra cuándo las rivalidades gozan de un buen estado de salud. Ambas partes entendieron que era parte de tener los nervios a flor de piel y no pasó nada. El intercambio de gestos entre los dos profesionales y la reacción posterior demuestra que, en la mayoría de ocasiones, los que no somos los protagonistas buscamos el relato. El que más se adapte a nuestros intereses, aunque a veces sea a costa de faltarle el respeto a la verdad. A veces, por mucho que le demos muchas vueltas a la cabeza, las cosas no tienen segundas intenciones. Esta anécdota entre el entrenador y el jugador le va a la perfección a los esports, un sector que aún se centra en sacar punta donde ni siquiera hay un lápiz.


Foto de Adela Sznajder vía Riot Games